Me he desayunado hoy con una noticia que me ha soliviantado. Decía el titular "Blanco abandona la primera línea política". He de reconocer que prácticamente todo lo que hace o dice este señor me enerva. Me enerva que alguien cuyo único mérito ha residido en ser un buen lacayo o señor de su amo haya llegado adonde está como pago a los "pequeños" favores que, sin duda, ha realizado a lo largo de toda su vida como fontanero del partido. Me enerva que alguien que ha sido incapaz de acabar una carrera, a pesar de tener la oportunidad de hacerlo, pontifique sobre tantas cosas sin el menor asomo de vergüenza ajena con ese tono engolado propio del que no ha asumido todavía su cambio de estatus social y pretende venderlo cada vez que habla. Thank God, Pepiño, it is time for you to eat humble pie!
Pero, en fin, no quiero hablar tanto sobre el Sr. Blanco como de lo que representa. Con el titular que mencionaba se comenta más adelante en el artículo que el Sr. Blanco deja todos sus cargos internos e institucionales. Lo primero que habría que decir es que, más que dejarlos, creo yo que le han echado a patadas sus militantes y sus votantes. Ahora bien, lo que ya me parece un auténtico fraude
Vale.
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